“No de casualidad comenzamos la charla anunciando que íbamos a conversar de un prócer, que nada tenía que ver con las armas sino que estaba vinculado a la poesía, al arte libertario, al arte de liberación de los pueblos, al arte payadoril, un arte que busca consolidar la libertad de pensamiento, un arte que es trashumante, que permanentemente se está renovando y que se dice, es el más antiguo de la humanidad. Entonces si estamos pensando en formular una identidad como pueblo y como región, tenemos que asumir a uno de esos personajes fundamentales de nuestra historia, como fue el payador, que nunca estuvo al servicio del poder, sino que siempre estuvo al lado del que menos tiene. Y uno de ellos fue un afro descendiente, hijo de esclavos que quedo huérfano y que hoy aporta un caudal de conocimiento enorme, que comprueba, entre otras cosas, que la cultura no tiene apellido. Cien años después de su nacimiento a Gabino Ezeiza, lo ponderan personas que trabajan en las mismas condiciones y defienden los mismos ideales.
“Entonces, si muchos de nosotros nos indignamos cada vez que vemos al Gral. Roca, erguido en su caballo, en el centro de capital y no podemos creer como es que asesinos de ese calibre, siguen siendo hoy reconocidos en estos tiempos, más allá de la indignación, algo nuevo hay que ofrecer, para la formación de nuestro pensamiento como pueblo. Y es ahí, donde personajes como Gabino Ezeiza, de mínima nos arriman hacia un mundo más pacífico y más libre, lisa y llanamente”